¿Global? ¿Han dicho global? La palabra suscita polémica. (Y no hablemos siquiera de la expresión holística).
Es necesario buscar las raíces de la polémica en la ignorancia de lo que implica realmente este calificativo. De aquí se desprende el empleo exótico que han hecho de ello ciertos terapeutas.

El diccionario Larousse nos dice:
Análisis: descomposición de un cuerpo en sus elementos constitutivos. Analítica: que actúa por medio del análisis.

Se trata de una regla científica ineludible que identifica elementos constitutivos y los separa de su contexto.

Global: que está considerado en su globalidad.
Globalismo: concepto según el cual un conjunto posee propiedades que sus componentes no tienen.

Otro principio aparentemente indiscutible.

¿Sobre qué bases conciliar estas dos definiciones aparentemente antagonistas, cuando cotidianamente hay que analizar detalladamente las características de una patología, sabiendo perfectamente que son inseparables de la unicidad psicosomática, de la historia, del contexto sociocultural, etc…del que las presenta?

Panacea y realidad

Las voces de un holismo no razonado no dejan escapar una ocasión de recordar que cada elemento constitutivo de un ser humano forma parte de un “todo” único.
Un diente es, pues, tan original, personalizado y trazable como un dedo gordo del pie o una vértebra lumbar.

Modificando un elemento aislado se modifica, por tanto, el conjunto.

Si esto no es discutible, por el contrario, ciertas pretensiones terapéuticas lo son, porque la tentación de querer tener acceso a todo a partir de lo particular, es grande.
Movilizaciones milagrosas de tal o cual articulación o parte del cuerpo, dependiendo de si se es el especialista o no, plantillas correctoras de todas las deformaciones bajo pretexto de que la planta del pie constituye una zona de entrada de información extremadamente rica, etc…
Eso es hacer poco caso de las especificidades anatomo-funcionales que se producen desde la formación embrionaria. En la madurez, una tibia tiene poco que ver con un riñón, o un gemelo con un pulmón, incluso si éstos pertenecen al mismo individuo.
Los especialistas médicos o paramédicos son, por tanto, una necesidad…con el riesgo de hacer perder la conciencia del conjunto.

La fijación de patologías es otro escollo insuperable. Es completamente posible que el pie sea el origen de un desequilibrio de la pelvis y ulteriormente de una lumbalgia. Pero una vez que se ha fijado la retracción de los espinales lumbares, la corrección del pie no tendrá ningún efecto sobre la lesión vertebral.

Todo está dentro de todo, pero no recíprocamente.

La diosa Panacea no termina de morir pero no está prohibido ayudar a cavar su tumba.

La globalidad restringida

Las especialidades están pues justificadas.

La nuestra concierne fundamentalmente a las afecciones del aparato músculo-esquelético.

La coordinación motriz, ya sea dinámica o estática, reclama una organización neuromuscular compleja y armoniosa. Ya se trate del mantenimiento postural o del movimiento, los músculos estriados deben actuar de manera coherente y coordinada, en función del estímulo extero y propioceptivo y de las órdenes impuestas por el sistema nervioso central.

De una forma simplista, esta organización ha sido bautizada “cadenas musculares”.

Pero Kabat, quien aparentemente fue el primero en emplear este término, colocó cuidadosamente las comillas y precisó que estas “cadenas” se inscriben en un esquema motor.
Conviene, por tanto, hablar de cadenas de coordinación neuromuscular, bajo pena, y ya es el caso, de ver a alguien tentado de imponer “su” cadena al capricho de su inspiración y su deseo de desmarcarse.

La evidencia de esta organización en cadenas a los objetivos finalizados, impone la noción de globalidad en el ámbito funcional así como en el de la corrección terapéutica.
En el propioceptivo de inhibición, que es la razón de ser de la RPG, un intento de estiramiento de un músculo o de un grupo muscular retraído se transmite irremediablemente bajo forma de compresión de la articulación intermediaria y de torsión del segmento situado a su otro extremo. Pero la corrección del hueso sobre el cual se inserta ese extremo alterará la inserción de otros músculos que tienen su origen en él, y esto se propagará siguiendo dicha cadena coherente. Una corrección analítica es por tanto forzosamente ineficaz.

La globalidad en los estiramientos es una necesidad. Pero sólo se puede ejercer en los límites de un sistema coherente.

Repitámoslo, lo nuestro es el aparato músculo-esquelético.

Son ciertamente las pretensiones holísticas de aquellos que asocian diferentes técnicas dirigiéndose a campos por supuesto interdependientes pero muy diferentes (somático, psicológico, sensorial) las que producen el mayor perjuicio a la noción misma de la globalidad.
En el campo terapéutico ésta está forzosamente limitada.

Un tiempo para todo

Otro error común es el de confundir sucesiones de correcciones analíticas, incluso completadas, y corrección global.

Si retomamos el ejemplo del pie que, por el juego de retracciones musculares, desemboca en una rumbaría, será necesario estirar al mismo tiempo todos los músculos de la cadena, para no caer en la ineficacia. Solamente a este precio es posible remontar de la consecuencia a la causa del problema y resolver todos los componentes.

La globalidad como instrumento de análisis

Por muy paradójico que pudiera parecer, la puesta en tensión correctiva simultánea de todos los elementos retraídos de una cadena de coordinación neuromuscular es, por tanto, un instrumento diagnóstico que permite remontar de la consecuencia a la causa de un problema y responder a las cuestiones punzantes.

¿Las lesiones o deformaciones, a veces antiguas, tienen relación entre ellas y son el origen de la situación que conocemos hoy?

Sólo la ocupación total del espacio puede abolir el tiempo.

Esta afirmación de connotación Einsteniana es ineludible.

Una cosa a la vez

Un terapeuta que respeta los principios que acaban de ser enunciados, ¿puede tratarlo todo? Está claro, la respuesta es, evidentemente, no. ¿Puede tratar a la vez todos los problemas que son de su competencia? La respuesta sigue siendo no. Tan sólo partiendo de una sintomatología se puede seguir el hilo de Ariane muscular que le conducirá a la causa del problema.

Cada sesión se acompaña de una intención terapéutica.

Cantidad analítica – Calidad global

Los estiramientos que debemos imponer, por el simple hecho de ser sumados, deben ser cualitativos. Pero, con el fin de conservar toda la eficacia deseable, conviene añadir una contracción isométrica de débil intensidad, en la posición de alargamiento obtenida.

Sólo un tratamiento cualitativo y activo puede ser global.

Conclusión

Las reglas de la globalidad son, por tanto precisas, rigurosas y limitativas.

Están muy alejadas de aquello que creen o fingen creer algunos.

Su conocimiento es indispensable para quien pretende practicar una terapia global así como para quien pretende oponerse a ello.